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jueves, 28 de febrero de 2013

Mujeres con sacos de carbón - Women with bags of charcoal - Vincent Van Gogh

Mujeres con sacos de carbón - Women with bags of charcoal - Vincent Van Gogh -  Kröller-Müller Museum, Otterlo, Vincent comparte plenamente su vida con los mineros de Borinage en Bélgica, viviendo en una barraca, durmiendo en el suelo y ayunando, e incluso bajaba a predicar a la mina. Hizo numerosos dibujos de trabajadores, e incluso pasados tres años el recuerdo de la vida en el Borinage era aún muy vivido. La obra de Van Gogh muestra la intensidad del que ha asistido personalmente a estas escenas.. A finales de 1881, Vincent se había trasladado a La Haya, empezando a tomar clases con Antón Mauve, su primo político y destacado exponente de la escuela pictórica que llevaba el nombre de la ciudad. El artista, todavía en sus comienzos aunque dibujaba desde hacía tiempo, realizó bajo su supervisión los primeros cuadros al óleo, pero sobre todo numerosas acuarelas. El folio a la acuarela de Otterlo tiene en color y estilo ecos de la obra de Mauve, el cual, acorde con los colores de la tierra holandesa, yuxtaponía habitualmente grises, marrones, blancos sucios.
Kröller-Müller Museum, Otterlo
1882
32 x 50 cm. Acuarela

Vincent Van Gogh  
Vincent comparte plenamente su vida con los mineros de Borinage en Bélgica, viviendo en una barraca, durmiendo en el suelo y ayunando, e incluso bajaba a predicar a la mina. Hizo numerosos dibujos de trabajadores, e incluso pasados tres años el recuerdo de la vida en el Borinage era aún muy vivido. La obra de Van Gogh muestra la intensidad del que ha asistido personalmente a estas escenas.. 
A finales de 1881, Vincent se había trasladado a La Haya, empezando a tomar clases con Antón Mauve, su primo político y destacado exponente de la escuela pictórica que llevaba el nombre de la ciudad. El artista, todavía en sus comienzos aunque dibujaba desde hacía tiempo, realizó bajo su supervisión los primeros cuadros al óleo, pero sobre todo numerosas acuarelas. El folio a la acuarela de Otterlo tiene en color y estilo ecos de la obra de Mauve, el cual, acorde con los colores de la tierra holandesa, yuxtaponía habitualmente grises, marrones, blancos sucios.


Obras de:
Vincent Van Gogh
AutorretratoAutorretratoAutorretrato con la oreja cortada
Borrachos Café por la noche, Place Lamartine, Arles Campo de trigo con cuervos
Chozas en Cordeville Ciprés con cielo estrellado Dos girasoles
El escolar El niño de los Roulin El restaurante de la Sirena
Espectadores en los toros GirasolesJaponería: Oiran
Jarrón con girasolesJarrón con malvaviscosLa Arlesiana
La Casa AmarillaLa habitación de Van Gogh en ArlesLa iglesia de Auvers
La ItalianaLa Mousmé sentadaLa siesta
La silla de GauguinLa silla del pintorLa terraza del café por la noche, Place du Forum, Arles
Las caravanasLos comedores de patatasMlle. Gachet al piano
Mujeres con sacos de carbónNaturaleza muerta con Biblia y candelabroNaturaleza muerta con lirios
Noche estrelladaPaisaje al atardecerPaseo en el crepúsculo
Prado con mariposasRetrato de Joseph RoulinRetrato de la señora Roulin
Retrato de MillietRetrato de Pére Tanguy Retrato del doctor Gachet
Retrato del doctor ReyRetrato del pintor BochRonda de prisioneros
Sauces a la puesta de solSembrador a la puesta de solTejedores en el telar
Trigo verdeUn par de zapatos


Mayo 68 / Joan Miró

Fundación Joan Miró, Barcelona

Joan Miró
Los sucesos del mayo francés sorprendieron a Miró con 75 años de edad. Ello no fue óbice para que el pintor no se sintiera atraído por las ansias de libertad que aquel movimiento preconizaba. Así pues, se lanzó con ímpetu a la, realización de este cuadro que, sin embargo, no finalizó hasta pasados algunos años. La revolución de los estudiantes parisienses provocó en Miró un estado de agitación que se tradujo en un quehacer vigoroso y exuberante. La mancha negra con su cascada goteante sirve de freno a los colores que se expandían por la composición con total libertad. ¿Quizás un símbolo de la represión? El artista se lanzó con frenesí a plasmar sus sensaciones, sus emociones, y su pintura se desbordó. Sus gestos son contundentes, potentes. Una lluvia de trazos finos gotea de la mancha central adueñándose del fondo del cuadro. Las manos abiertas se plasman como símbolo de la libertad que se espera asumir. Manchas, goteos, salpicaduras, trazos vigorosos, improntas de manos abiertas... Miró se sirve de todos estos elementos para plasmar en esta impactante pintura las ansias de libertad y democracia que el pueblo, su pueblo, no había podido asumir todavía. Pudo, sin embargo, ver realizadas sus aspiraciones.

Cardenal Leopoldo de Médicis / Giovanni Battista Baciccio

Galería de los Uffizi, Florencia

Giovanni Battista Baciccio  
Los magníficos retratos de Baciccio se inspiran en los de Antón van Dyck, pero el pintor italiano desarrolló un estilo y un tratamiento de la luz propio y muy expresivo. Retrató en numerosas ocasiones a dignatarios eclesiásticos, como Leopoldo de Médicis (1617-1675). Hijo de Cosme II de Médicis y de María Magdalena de Austria, Leopoldo era un hombre culto, amante del arte y coleccionista apasionado, que accedió al cardenalato a la edad de cincuenta años.

miércoles, 27 de febrero de 2013

La lámpara de carburo / Joan Miró

Museo de Arte Moderno de Nueva York

Joan Miró
Miró se esfuerza por mantener la forma de los objetos; sin embargo, no puede sustraerse a la fuerza interior que le mueve, y plasma, junto a la luz de carburo representada con todo detalle, medio tomate completamente abstracto en su concepción, que contrasta vivamente, significando un punto y seguido en la evolución del pintor.

La ejecución del emperador Maximiliano / Édouard Manet

Kunsthalle, Mannheim

Édouard Manet
La desafortunada expedición a México fue el revés más grave de la política exterior de Napoleón III. Entre 1858 y 1861 los franceses intervinieron en la guerra civil mexicana y enviaron tropas. En 1863 conquistaron Puebla. Por iniciativa de Napoleón III se proclamó el imperio y se ofreció la corona a Maximiliano de Austria.
Las duras protestas de Estados Unidos obligaron a Francia a retirar sus soldados. En 1867 los republicanos conquistaron Querétaro y Maximiliano fue fusilado.

Lujo, calma y voluptuosidad / Henri Matisse

Museo D'Orsay, Paris

Henri Matisse
En 1904 Matisse pinta Lujo, calma y voluptuosidad, con una técnica puntillista densa y compacta que se ilumina de colores vivos y solares. El título de esta obra está tomado de unos versos de Baudelaire.

El cuadro se expone en el Salón d'Automne en 1905 y es bien recibido por la crítica, que aprecia en él las afinidades con la técnica puntillista elaborada por Signac. Este último admira tanto la obra que decide comprarla para exponerla en su casa.Obsérvese en la parte inferior el fragmento de naturaleza muerta que, mediante apenas unos toques sobre el mantel blanco, describe un pequeño déjeuner de colores refinados.

martes, 26 de febrero de 2013

La danza / Henri Matisse

Museo del Ermitage, San Petersburgo

Henri Matisse
La danza es una alternativa lírica a la fragmentación cubista de Picasso y a la visión trágica del expresionismo alemán. La gran novedad de esta famosa obra reside en el dinamismo de los cuerpos, de los que se libera una fortísima tensión vital y cromática. Las figuras se alargan en el ritmo cósmico que las transforma: un ideal de belleza construido a partir de una síntesis absoluta de música, poesía y pintura.
La pintura representa simbólicamente un abrazo universal en el que la vida se interpreta como armonía cíclica que rítmicamente se repite a sí misma, una visión en la que todas las figuras participan y expresan esa alegría de vivir que es fundamental en el arte de Matisse. El motivo del corro danzante aparece por vez primera en La alegría de vivir, pero aquí Matisse simplifica la composición eliminando una figura y adaptando la composición a la forma rectangular del cuadro para alcanzar una armonía formal que roza la abstracción.
La obra fue, junto a La música, un encargo del coleccionista ruso Sergei Sukin para la decoración de su residencia de Moscú. Hay que recordar la relación que une a Matisse con Rusia: en 1908 el artista envía a Moscú algunos cuadros para la exposición del Toisón d'Or.

Judith II (Salomé) / Gustav Klimt

Gallería d'Arte moderna di Ca' Pesaro, Venecia

Gustav Klimt
La mujer, de tres cuartos, avanza hacia la izquierda sujetando por la melena la cabeza decapitada de Holofernes. La escena, de gran crueldad, está proyectada en una dimensión estética dominada por el oro, a la que sirven de contrapunto los elementos geométricos del vestido y del fondo, que asumen un valor decorativo. La composición tiene ecos simbolistas, decadentes que, en esa unión de eros y thanatos (amor y muerte), exaltan una figura femenina con connotaciones demoniacas y, al mismo tiempo, conturbadoras.

El oro del azul / Joan Miró

Fundación Joan Miró, Barcelona


Joan Miró
Este lienzo representa la síntesis de la pintura practicada por Miró durante la década de 1960. De una parte, el amarillo deslumbrante del fondo y la mancha intensa de color azul; de otra, los trazos gestuales, y todo ello conjuntado por los finos grafismos de su repertorio.

lunes, 25 de febrero de 2013

Última Cena / Andrea del Sarto

Museo del Cenáculo de San Salvi, Florencia


Andrea del Sarto
Andrea del Sarto se inspiró en las representaciones y en los bocetos de las famosas obras sobre el mismo tema de Leonardo, Rafael y Durero. En la pintura mural, no menos famosa que sus modelos, destacan la agitación de los doce apóstoles, sentados a ambos lados de Jesucristo, y el colorido brillante, que se aprecia en todo su esplendor desde la restauración llevada a cabo en 1966.

Última Cena / Andrea del Castagno

Santa Apollonia, Florencia

Andrea del Castagno
Este fresco se encuentra en el refectorio del convento, de manera que se establece una relación directa entre la Última Cena y las comidas de los monjes. La perspectiva de la pintura amplía el espacio real del comedor y refuerza este vínculo. Parece como si Jesús y  sus  apóstoles, estuvieran presentes. Estos últimos se encuentran sentados detrás de la mesa junto con su maestro. Sólo Judas, el traidor, permanece separado y más cerca del observador.

Virgen de la Anunciación / Antonello da Messina

Galería Regional de Sicilia, Palermo

Antonello da Messina
En este cuadro, el más famoso de Sicilia, el artista logró una increíble expresividad emocional con una paleta cromática reducida, formas sencillas y gestos comedidos. El rigor geométrico delata su admiración por Piero della Francesca.

domingo, 24 de febrero de 2013

Pescadores en el mar - Fishermen at Sea - Joseph Mallord William Turner

Pescadores en el mar - Fishermen at Sea - Joseph Mallord William Turner - Tate Gallery, Londres. Cristo, Venus de Milo, Gioconda, Mona Lisa, modern art, contemporary art, Cuadros, Art gallery, Pintura, Museo, Prado, D'Orsay, Louvre, National Gallery, Renacimiento, Barroco, Impresionismo. Museo de arte.
Tate Gallery, Londres
1796
91,4 x 122, 2 cm. Óleo sobre lienzo

Joseph Mallord William Turner
La nueva actitud de los poetas prerrománticos hacia la naturaleza, vista como el origen de los sentimientos más auténticos y profundos del hombre, fue la primera fuente de inspiración para las obras de Turner. Aquí el artista ha sabido restituir con extraordinaria habilidad el efecto de la noche iluminada por la luna y los esfuerzos de los marineros para contrarrestar las fuerzas primordiales de la  naturaleza, representadas por el ímpetu de las olas, que amenazan con empujarlos hacia los escollos.


Obras de:
Joseph Mallord William Turner
Agripina llega con las cenizas de Germánico Aníbal y su ejército cruzan los AlpesCerca de Venecia
Dido construye Cartago El castillo de CarnarvonEl Gran Canal de Venecia
El muelle viejo de Brighton El Temerario remolcado al dique secoLa batalla de Trafalgar, vista de los obenques del palo de mesana a estribor del Victory
La escollera de Calais La guerra. El exiliado y la lapaLa paz. Funerales en el mar
La travesía del arroyo Lluvia, vapor y velocidadNegreros arrojando por la borda a muertos moribundos. Llega un tifón
Pescadores en el mar RéguloRichmond Hill en el cumpleaños del Príncipe Regente
Tempestad de nieve Tormenta de nieve en el valle de AostaUlises se burla de Polifemo


Rodolfo II como Vertumno / Giuseppe Arcimboldo

Castillo de Uppsala

Giuseppe Arcimboldo
Arcimboldo combinó en este cuadro el retrato del emperador Rodolfo II (1552-1612) con el de Vertumno, el dios romano de las estaciones y el comercio, al que la mitología atribuye una capacidad ilimitada de metamorfosis. Puede que el pintor tratara de ocultar, no sin ironía, los rasgos del carácter del monarca bajo los atributos del dios romano.

Retrato ecuestre de Niccoló da Tolentino / Andrea del Castagno

Santa María del Fiore, Florencia
 

Andrea del Castagno
Uno de los últimos trabajos de Andrea del Castagno es este retrato del general florentino Niccoló da Tolentino, fallecido en 1435. Está situado a ocho metros del suelo y forma pareja con el retrato ecuestre del condotiero Giovanni Acato, pintado por Paolo Uccello. A pesar de la similitud exigida por el encargo, Andrea del Castagno mantuvo los rasgos típicos de su estilo, al renunciar a la representación en perspectiva del sarcófago y de los pajes que lo flanquean.

viernes, 22 de febrero de 2013

Nacimiento de Venus / William Adolphe Bouguereau

Museo D’Orsay

William Adolphe Bouguereau
Uno de los máximos representantes del academicismo en la segunda mitad del siglo XIX es William Adolphe Bouguereau. Las escenas de asunto mitológico serán sus favoritas ya que con ellas era fácil alcanzar el triunfo en el Salón de París. La diosa de la belleza domina el centro de la composición, rodeada de tritones y nereidas que observan su nacimiento y acompañada de puttis en la parte superior de la composición. Según la leyenda, Venus es considerada hija de Urano, cuyos órganos sexuales, cortados por Cronos, cayeron al mar y engendraron a la diosa, convirtiéndose en la "mujer nacida de las olas" o la "nacida del semen del dios". Nada más nacer, Venus fue llevada por los Céfiros a la costa de Chipre donde fue vestida por las Horas y conducida a la morada de los Inmortales.
La escena presenta el estilo típico de Bouguereau, empleando una técnica preciosista, casi fotográfica, envolviendo la composición de un etéreo ambiente que recuerda a las obras renacentistas, especialmente a Rafael y Leonardo. La composición se resuelve a través de varias diagonales en superficie que envuelven la línea vertical de la figura de la diosa. La influencia de Ingres y David también está presente en la producción del artista.

Música en las Tullerias / Édouard Manet

National Gallery, Londres

Édouard Manet
Desde 1845, Baudelaire animaba a los artistas a pintar asuntos de la vida moderna, alejándose de los temas clásicos. Manet irá recogiendo estas propuestas y sus cuadros tienen cada vez más algo de contemporáneo. Así pues, Manet vuelve a unir tradición con modernidad, como ya había hecho, de manera más solapada, en Caballeros españoles o en Muchacho con espada. El tema elegido es un concierto en las Tullerías, al que acude lo más granado de la burguesía parisina. Por supuesto que el propio artista se incluye - en la zona de la izquierda - junto a sus amigos: su hermano Eugène es la figura inclinada del centro; Baudelaire, Gautier y el barón Taylor conversan detrás de las mujeres; tras ellos, el pintor Fantin Latour observa curioso. Las dos damas sentadas son Mme. Loubens - la mayor, con el velo - y Mme. Lejosne. La sensación de muchedumbre se consigue perfectamente. Los críticos del momento consideraron que la obra carecía de composición, al distribuir las figuras por la superficie sin ofrecer ningún punto focal de interés. Le consideraban un pintor de fragmentos, desprovisto de ideas y facultades como dibujante, pero la composición está muy bien estudiada: la línea de sombreros la divide aproximadamente por la mitad, ocupando la parte superior con el follaje de los árboles, lo que da un aspecto más plano; los troncos marcan el ritmo horizontal y unen ambas mitades del cuadro, incluso el árbol central pone en contacto los planos primeros e intermedios. El espectador se coloca al mismo nivel que los personajes, reduciéndose la profundidad y creando cierto aspecto teatral en las figuras, que dejan poco espacio en primer plano. Emplea una luz natural muy fuerte que cae sobre los protagonistas, de modo que tenemos la impresión de estar ante una escena al aire libre. Pero se trata de una obra de estudio, tanto por los tonos empleados como por los retratos de los amigos de Manet, para los que se valdría de fotografías. Respecto al color, el artista renuncia a la utilización de tonos intermedios, interesándose por el fuerte contraste entre blancos y claros con el negro puro, color rechazado por los pintores académicos. Por esto se consideraba el arte de Manet como fragmentario, ya que abandonaba la coherencia que otorga a un cuadro el claroscuro. Para las zonas superiores aplica el color con espátula, mientras que en el resto emplearía el pincel, interesándose por el abocetamiento que se observa en obras como el Bebedor de absenta o Muchacho con cerezas. Sería ésta la primera vez que Manet nos muestra de cerca la vida burguesa de París, iniciando una línea de trabajo que continuarán Degas y Toulouse-Lautrec.

El gran desnudo / Amedeo Modigliani

Museo de Arte Moderno de Nueva York

Amedeo Modigliani
Durante varios años, Modigliani realiza estudios de desnudos que, tan solo a finales de 1916, plasmará en el lienzo, suscitando escándalo durante su primera exposición, organizada por la galería Berthe Weil de París en 1917. El desnudo rojo, expuesto de manera provocadora en el escaparate, es secuestrado por la policía.
Tanto en su amplia producción de desnudos como en los retratos, otro de sus temas predilectos, Modigliani privilegia figuras de contornos netos: cuerpos exageradamente alargados animados por la cálida uniformidad del color, que resalta sobre los tonos oscuros del fondo, como en esta obra; en otros casos el artista utiliza colores vibrantes para amplificar la carga pasional de la obra, como en el citado Desnudo rojo.

El artista simplifica al máximo los contornos de la figura, engarzada en una línea sutil y armoniosa de gran fuerza expresiva y constructiva, en consonancia con las enseñanzas de Cézanne y Matisse. Obsérvese la postura de la modelo, explícitamente cargada de sensualidad instintiva, que comunica una carga erótica y voluptuosa sin recurrir a velos ni disfraces alegóricos de ningún tipo.

jueves, 21 de febrero de 2013

Martirio de San Mateo / Michelangelo Merisi da Caravaggio

Iglesia de San Luis de los Franceses, Roma

Michelangelo Merisi da Caravaggio
El Martirio de San Mateo está colocado en la pared lateral de la capilla Contarelli de la iglesia de San Luis de los Franceses en Roma. Enfrente, formando pareja con este lienzo, se encuentra la Vocación de San Mateo, a cuyo comentario remitimos para averiguar la historia del encargo que se hizo a Caravaggio en referencia a estos dos cuadros y al titulado San Mateo y el ángel. Caravaggio de nuevo resuelve en este lienzo, por segunda vez en su carrera, un tema "de historia" que le obliga a crear un espacio más amplio que aquellos primeros planos volcados sobre el espectador de sus primeras pinturas. En este caso son nada menos que trece los personajes los que aparecen en el lienzo, todos ellos en diferentes posturas y expresiones. La escena tuvo lugar, según las Escrituras, en un templo de cuya piscina se salía regenerado. La escena está compuesta desde el impactante grupo central donde el santo ha caído herido y lleno de sangre ante su verdugo. Todos los personajes que rodean la escena parecen haber sufrido la onda expansiva y se alejan en diferentes posturas desordenadas del verdugo y la víctima. Entre los personajes que se apartan destacan dos en particular: uno es el muchacho con el rostro distorsionado por el horror, articulando ese grito espantoso que podemos apreciar en el Holofernes decapitado por Judit, en Isaac a punto de morir a manos de su padre o en la Medusa, cuya cabeza aún mana sangre. El otro personaje es nada menos que Caravaggio: situado al fondo, sólo se ve su cabeza de frente con gesto adusto y barba negra, inmediatamente a la izquierda del verdugo. Parece un moderno testigo situado en plena acción para luego poderla retratar con sus pinceles. La escena, llena de agitación, posee intensos matices de crueldad, traducidos en el desorden provocado en los asistentes al martirio, las luces y sombras llenas de humos sombríos. Pero la mayor nota de crueldad la da el verdugo, que con su gesto sujeta y doblega la mano del santo caído para impedirle recoger la palma símbolo del martirio que un ángel viene a entregarle.  

El carnaval de Arlequín / Joan Miró

Albríght-Knox Art Gallery, Búfalo

Joan Miró
La apoteosis final de la etapa de mutación que se produce en el arte de Joan Miró, queda reflejada en este cuadro, una de las obras más difundidas del pintor. El suave colorido del fondo sirve de marco a un conjunto de elementos que exigen una lectura cuidadosa. La armonía de los colores y su repetición conforman calculados ritmos de gran vivacidad.

Molino / Alberto Durero

Kupferstichkabinett, Berlín

Alberto Durero
Durero llevó a cabo este dibujo muy tempranamente, antes de la serie de paisajes a la acuarela que realizó con motivo de su viaje a Venecia. En cambio, estos molinos fueron realizados pocos meses antes de su viaje de estudios por Alemania, recién terminada su formación en el taller de Wolgemut. El paisaje está tomado idealmente desde arriba, para dar una amplitud panorámica a la vista. Recoge un motivo que en su serie de acuarelas volverá aparecer como Molinos sobre el río. Las diferencias entre ambos dibujos se basan sobre todo en el concepto detallista y minucioso de este dibujo, frente al conjunto luminoso y espontáneo del siguiente.

martes, 19 de febrero de 2013

La condición humana II / René Magritte

Colección E. Happé-Lorge, Bruselas


René Magritte

El título hace referencia a la condición del hombre que consigue captar del mundo solo una visión propia, personal, influida por diversos factores y nunca objetiva. Las ilusiones ópticas contenidas en el cuadro y en la misma imagen se convierten en ilusiones psicológicas.
El artista analiza el lenguaje pictórico y pone en evidencia la dificultad de representar la realidad objetiva y metafísica, la discrepancia entre la realidad y su representación. A tal fin introduce en las obras textos escritos que producen cortocircuitos lógicos y llevan a reinterpretar la función de la pintura y su eficacia mimética real.
 

Lamento por Cristo muerto / Andrea del Sarto

Galería Palatina, Palacio Pitti, Florencia

Andrea del Sarto
En 1523 Antonio Brancacci encargó el gran cuadro del Lamento por Cristo muerto, con la Virgen, María Magdalena, santa Catalina, san Juan, san Pedro y san Pablo, para el altar mayor de San Pietro a Luco, en Mugello, donde todavía se encuentra el marco original  de la pintura. Esta se caracteriza por el amplio circulo  que dibujan los personajes, por su extraordinario colorido y por la magistral representación del dolor y la aflicción en las facciones y los gestos de los santos.

La Virgen con el Niño, un santo y un ángel / Andrea del Sarto

Museo del Prado, Madrid

Andrea del Sarto
La representación de las figuras, vigorosas y monumentales, en una composición triangular hace de este cuadro un trabajo característico de Andrea del Sarto. Al fondo, a la izquierda, santa Isabel huye con san Juan Bautista ante la orden dictada por Herodes de matar a todos los niños. En primer plano aparecen san Juan Evangelista y un ángel a los pies de la Virgen.

lunes, 18 de febrero de 2013

La alegría de vivir / Henri Matisse

Fundación Barnes, Merion (Filadelfia)

Henri Matisse
El cuadro se considera el manifiesto del fauvismo y representa una especie de edén poblado por figuras masculinas y femeninas que se entretienen en músicas y danzas. El motivo se inspira en la tradición bucólica, en una visión feliz de la naturaleza donde todo parece un sueño. El grupo de seis bailarinas del fondo anticipa la idea compositiva de la conocida pintura La danza. Matisse recrea diversas fuentes y referencias con una visión muy personal: las dos mujeres tendidas en el centro evocan La merienda campestre de Manet, y la estructura compositiva es reminiscencia de las Bañistas de Cézanne. Las figuras son manchas de color limitadas por sutiles contornos gráficos que parecen evaporarse y disolverse en la exuberancia cromática del contexto. Matisse empieza a abandonar las precedentes pinceladas de ascendencia puntillista y simplifica las formas con aplicaciones de color más amplias.

La Santísima Trinidad con san Jerónimo / Andrea del Castagno

Santíssima Annunziata, Florencia

Andrea del Castagno
Andrea del Castagno muestra al santo como penitente en el desierto con sus atributos, el león y la birreta. Los personajes que tiene a ambos lados son probablemente los santos Paulino y Eustaquio, que acompañaron al Padre  de la Iglesia a Belén para escuchar sus sermones. Todos ellos contemplan atemorizados la aparición de la Trinidad: Dios Padre, que sostiene en sus manos a su Hijo crucificado, y el Espíritu Santo en forma de paloma.

Anunciación / Domenico Beccafumi

SS. Martino e Vittoria, Sarteano-Siena

Domenico Beccafumi
Aunque en su última fase Beccafumi se dedicó sobre todo a la escultura, también realizó algunas pinturas sobre tabla. En ellas recuperó las composiciones reposadas y sencillas, con transiciones cromáticas fluidas, sin renunciar a su rica paleta con intensos contrastes de claroscuro.

domingo, 17 de febrero de 2013

La mujer barbuda "Magdalena Ventura con su marido" / José de Ribera

Museo del Prado

José de Ribera
El Virrey de Nápoles, don Fernando Afán de Ribera y Enríquez, tercer duque de Alcalá, encargó a Ribera uno de los cuadros más extraños de su producción. Se trata del retrato de Magdalena Ventura con su marido y en una inscripción que aparece en la zona derecha del lienzo cuenta el extraño caso.


EN MAGNUM NATURAE / MIRACULUM / MAGDALENA VENTURA EX OPPIDO ACUMULI APUD / SAMNITES VULGO EL A / BRUZZO REGNI NEAPOLI / TAÑÍ ANNORUM 52 ET / QUOD INSOLENS EST CU / ANNUN 37 AGERET CE /PIT PUBESCERÉ EOQUE / BARBARA DEMISSA AL PROLIXA EXT VI POTIUS / ALCIVIOS MAGISTRI BARNATI / ESSE VIDEATUR / QUAM MULIERIS QUE TRES FILLIOS / ANTE AMISERIT QUOS EX / VIRO SUO FELICI DE AMICI / QUEM ADESSE VIDES HA / BUERAT / HOSEPHUS DE RIBERA HIS / PANUS CHRISTI CRUCE / INSIGNITUR SUI TEM / PORIS ALTER APELLES / JUSSU FERDINAND II / DUCIS III DE ALCALÁ / NEAPOLI PROGERIS AD / VIVUM MIRE DEPINSIT / Xllll CALEÑO / MART / ANNO CIDDCXXXI.


A Magdalena, mujer procedente de los Abruzzos, le empezó a crecer la barba a los 37 años y 15 después tuvo el hijo con el que aquí aparece representada. El encargo responde al deseo del Virrey de tener una excepcional prueba de un extraño caso que se produjo durante su mandato, de la misma manera que Carreño realizará los retratos de la Monstrua vestida y desnuda. Doña Magdalena aparece en el centro de la composición, vestida como una mujer y dando de amamantar a su pequeño pero su rostro es absolutamente viril, mostrando en su gesto cierto dolor y abatimiento. A su lado podemos ver a su marido cuyo retrato también es soberbio, captando la amarga resignación con la que vive el caso. Sobre las piedras que contienen la inscripción podemos apreciar un huso y una devanadera de hilo, símbolos de la feminidad que se supone a la mujer, a pesar de su aspecto. El estilo empleado por Ribera sigue las pautas del tenebrismo de origen caravaggista, utilizando una iluminación que crea intensos contrastes con los que se acentúa la tensión del asunto. Rostros, manos, paños y objetos están tomados con absoluto naturalismo, de la misma manera que el bebe amamantando. El resultado es una obra de carácter documental tratada con exquisito respeto y de manera casi científica.

La muerte del general Wolfe / Benjamín West

La muerte del general Wolfe /  Benjamín West, National  Gallery, Ottawa. El artista, nacido en 1738 en Springfield, se había dedicado en un primer momento al retrato. En la corte de Jorge III afrontó temas históricos; fue presidente de la Royal Academy hasta su muerte, acaecida en Londres en 1820. Aquí el artista ha tratado un episodio de la Guerra de los Siete Años, la batalla contra los franceses en los Plains of Abraham, de septiembre de 1759. Cristo, modern art, contemporary art, Cuadros, Madrid, Art gallery, Obras maestras, Pintura, Escultura, Poesía, Artistas universales, Museos importantes, Museo del Prado, D'Orsay, Louvre, National Gallery, Italia, París, Londres, Renacimiento, Barroco, Impresionismo, New York, Florencia, Moscú, Museo del Arte.
National Gallery, Ottawa
1770
151 x 213 cm. Óleo sobre lienzo

Benjamín West
El artista, nacido en 1738 en Springfield, se había dedicado en un primer momento al retrato. En la corte de Jorge III afrontó temas históricos; fue presidente de la Royal Academy hasta su muerte, acaecida en Londres en 1820. Aquí el artista ha tratado un episodio de la Guerra de los Siete Años, la batalla contra los franceses en los Plains of Abraham, de septiembre de 1759.

Composición VII / Vasily Kandinsky

Galería Tretiakov, Moscú

Vasily Kandinsky
La elección del título no es casual: el término «composición» denota una intensa meditación formal. En 1909 el artista realiza la primera de sus «Improvisaciones», en las que dispone los colores libremente, sin relación alguna con el objeto, expresión inconsciente de su personalidad. En 1911 realiza seis «Impresiones», y entre 1909 y 1939 elabora diez «Composiciones». De 1909 y 1910 son los títulos de las series Impresiones, Improvisaciones, Composiciones, que provienen del campo musical y hacen referencia respectivamente a las pinturas aún vinculadas a la impresión natural, a las marcadas por la evocación de elementos naturalistas pero ya abstractos y, por último, a las completamente desvinculadas de la representación objetiva. Este es el cuadro más importante del primer período abstracto de Kandinsky. Se trata de una obra precedida por un largo estudio, mil dibujos y acuarelas preparatorias, que denota una gran complejidad, dinamismo y, sobre todo, una enorme libertad formal. Para penetrar en el arte de Kandinsky, hay que tener presente la importancia de la música: el mundo es fundamentalmente un fenómeno sonoro que el artista ve en su libertad de germinación continua, el pintor encontrará en ella inmediata inspiración para la plena realización de su lenguaje artístico.

sábado, 16 de febrero de 2013

Armonía en rojo (La habitación roja) / Henri Matisse

Museo del Ermitage, San Petersburgo

Henri Matisse
Toda la composición, incluido el paisaje, carece de profundidad espacial, pero asume una bidimensionalidad visionaria gracias a la adición de elementos decorativos que se convertirán en rasgos característicos de la segunda parte de su carrera. Matisse representa un interior burgués, una habitación desde la que se entrevé, a través de un recuadro, un paisaje: una voluntad de representar no tanto un espacio real, como una dimensión interior y emotiva. Originalmente la tela, una obra emblemática del período fauvista, se titulaba Armonía en verde, por el predominio de dicho color; después Matisse volvió a pintarla en color azul y, sucesivamente, en 1909, no satisfecho aún, la pintó de rojo vivo. Los motivos florales y ondulados del mantel se repiten en las paredes adquiriendo un valor decorativo y musical porque, en palabras del mismo Matisse, «hace falta ser decorativos, la sustancia no basta: es necesaria la apariencia».

Combate de boxeo de Aharkey / George Wesley Bellows

Museum of Art, Cleveland (Ohio)

George Wesley Bellows
El artista no solo es célebre por sus escenas de la vida cotidiana de la ciudad, sino también por sus representaciones de boxeadores en pleno combate: unas imágenes de gran fuerza emotiva con las que Bellows se impone en el panorama artístico americano. Obsérvese la extrema torsión de los cuerpos en el esfuerzo y su tensión muscular, mientras, la muchedumbre exaltada se asoma como pequeñas manchas de color y luz desde el fondo oscuro. Hay que recordar además que en el período comprendido entre 1900 y 1911 estaba prohibido organizar combates de boxeo, pero en algunos clubes todo era posible pagando.

Composición C, rojo, amarillo y azul / Piet Mondrian

Tate Gallery, Londres

Piet Mondrian
En 1921 el lenguaje de Mondrian alcanza su madurez en las telas que titula simplemente Composiciones, obras en las que logra plasmar una «realidad pura», una forma absoluta, expresión de una búsqueda de esencialidad. El artista se libera de toda realidad contingente y reduce la forma a sus dos únicos elementos fundamentales: la línea y el color. La obra de Mondrian tiene influencias de las teorías de la escuela teosófica holandesa sobre la «matemática plástica» de las que encontramos eco en sus propias palabras: «Excluí cada vez más de mi obra las líneas curvas ... las rectas verticales y horizontales son la expresión de dos fuerzas opuestas cuya acción recíproca constituye la vida. Reconocí que el equilibrio de toda la naturaleza se sustenta en la equivalencia de sus opuestos». Mondrian pretendía fundir arte, materia y espíritu para captar esa armonía universal en la que se funda el neoplasticismo: una exploración cuyo fin es descubrir la profunda esencia espiritual de la realidad y de la vida. La pintura de Mondrian, basada en un rigor matemático absoluto, se funda en la relación ortogonal de las líneas y en la adopción de los tres colores primarios (rojo, azul y amarillo), que se aplican, sin matices y de manera uniforme, en contraste con los no-colores (blanco, gris, negro).

viernes, 15 de febrero de 2013

La expulsión de los mercaderes del templo / El Greco

Minneapolis Institute of Art

El Greco
En 1570 Doménikos se traslada a Roma, donde recibirá la protección del cardenal Alejandro Farnesio. En la Ciudad Eterna realiza un buen número de obras en las que se aprecia claramente la evolución de su estilo, como observamos en la Expulsión de los mercaderes del templo, si la comparamos con la que realizó años atrás y que hoy guarda la National Gallery of Art de Washington. Este tema será uno de los preferidos por el arte de la Contrarreforma ya que se aprecia una prefiguración de la lucha entre la Iglesia católica y la herejía protestante. Algunos papas lo eligieron como reverso de medallas conmemorativas y El Greco lo empleará en numerosas ocasiones a lo largo de su vida. La figura de Cristo preside la escena, vestido con sus habituales colores que simbolizan martirio y eternidad. Tras él se aprecia el marco arquitectónico, mucho más espectacular y clásico en esta ocasión al introducir columnas y edificios romanos. La composición está formada por diferentes grupos que se articulan perfectamente en el espacio, gracias al papel unificador de la luz y del color. Las figuras que los componen están perfectamente tratadas, interesándose por sus anatomías, ahora mucho más escultóricas. De esta manera, Doménikos otorga mayor monumentalidad al conjunto, en una escena plenamente conseguida. La influencia de los grandes maestros continúa presente al mantenerse las grandes líneas de la obra con respecto a la realizada en Venecia. Así, encontramos el colorido y la iluminación de la Escuela veneciana, la tensión dramática de Tintoretto o las figuras de Tiziano, sin olvidar las referencias a Miguel Ángel, quizá el artífice indirecto de la evolución de Doménikos. En la esquina inferior derecha encontramos cuatro retratos con los que el pintor homenajea a sus maestros; son los bustos de Tiziano, Miguel Ángel, Giulio Clovio y un personaje desconocido que se identifica con Rafael o Correggio. La personalidad de Miguel Ángel inspiraba en Doménikos una doble opinión ya que le consideraba un excelente dibujante y escultor pero un deficiente colorista, criticando en numerosas ocasiones la obra del florentino, lo que le valió la enemistad de algunos artistas como Giorgio Vasari. Algunos especialistas opinan que su marcha de Roma fue motivada precisamente por las críticas al Juicio Final de la Capilla Sixtina. Con esta obra El Greco se incorpora al lenguaje del Renacimiento, olvidando sus raíces bizantinas. Sin embargo, aún le quedaba mucho camino por recorrer.

La muerte de Sócrates / Jacques-Louis David

Metropolitan Museum, Nueva York


Jacques-Louis David
El artista francés pintó este lienzo en 1787 para ensalzar la figura de Sócrates como un abanderado de la libertad, que prefiere la muerte antes que renunciar a sus ideales. Esta interpretación del gesto del filósofo antiguo se consolidó a finales del siglo XVIII, en el clima general previo a la Revolución francesa, que vio en la Antigüedad grecorromana un modelo de virtud cívica y valor. La pintura, inspirada en el diálogo platónico Fedón, donde se narra la muerte del filósofo, explota hábilmente el contraste entre la serenidad de Sócrates y la desesperación de sus discípulos. Mientras toma la copa de veneno con la mano derecha, el filósofo señala al cielo con la izquierda, para confirmar su confianza en la inmortalidad del alma. Tanto su postura escultórica como su circunspección llena de dignidad denotan que acepta estoicamente su destino. Gritón, el discípulo del maestro que le había aconsejado huir, está sentado al pie de Sócrates. Todos los presentes están desconsolados, tal como se cuenta en el Fedón, que también destaca la reacción de sorpresa de Sócrates ante este dolor inconsolable. En el cuadro David representa a Platón apartado y ensimismado en su dolor, aunque en el Fedón está ausente cuando muere su maestro.

La destrucción del templo de Jerusalén / Nicolás Poussin

Kunsthistorisches Museum, Viena


Nicolás Poussin
El cuadro, pintado en 1638-1639 por encargo del cardenal Francesco Barberini, sobrino y estrecho colaborador del papa Urbano VIII, así como gran mecenas de la Roma barroca, representa la entrada de Tito en Jerusalén sin ahorrar dramatismo ni escenas violentas. Obedece a la intención de Poussin de crear un arte que supiese narrar las vicisitudes humanas con toda su densidad emotiva. La escena está enmarcada por la imponente columnata del templo, donde se produce el saqueo. Los legionarios se apoderan de los objetos sagrados, como la mesa para los doce panes que se ofrecían diariamente, siguiendo un rito antiquísimo. El encarnizamiento de los soldados romanos contra los judíos derrotados, además de los cuerpos exánimes y las cabezas de los decapitados en primer plano, atestigua la carnicería perpetrada en Jerusalén, conquistada tras un largo asedio. «Tito dio orden de que no se matara a nadie que no estuviera armado y que se combatiera contra los hombres armados, pero que todos los demás salvaran la vida», cuenta Flavio Josefo, cronista de la rebelión judía, que escribe bajo la tutela de la dinastía de Tito y contribuye a forjar su leyenda de hombre generoso. También aquí el comandante del ejército romano y futuro emperador hace un gesto como para ordenar que se ponga fin a la matanza.

jueves, 14 de febrero de 2013

Jirafa ardiendo / Salvador Dalí

Kunstmuseum, Basilea

Salvador Dalí
Los dos maniquíes femeninos, elementos que evocan tanto los maniquíes de De Chirico como el trabajo de Dalí como escaparatista, nos devuelven una imagen morbosa y deformada de la sexualidad femenina. Cuerpos alargados, inspirados en El Greco, de los que sobresalen protuberancias vagamente fálicas sostenidas por frágiles muletas, un motivo que Dalí toma de Freud. La inquietud y lo grotesco quedan aún más acentuados por la pose de las figuras que se asemejan, no sin un cierto sentido del humor, a las de las revistas de moda de la época, en las que el artista colabora. El cuerpo de la figura que aparece en primer plano está atravesado por cajones abiertos que invitan a diseccionarlo, a explorar su interior en busca de los secretos, más recóndito del alma. Son mujeres de cuerpos espectrales que representan el ideal de cuerpo desmontable al que el artista aspira. Las muletas y las protuberancias parecen cuchillos clavados en los cuerpos, casi la negación de la función de sostén y apoyo que deberían desempeñar. El elemento que da título a la obra aparece paradójicamente al fondo. Se trata de una imagen perturbadora: un animal en llamas en un paisaje desértico, apenas esbozado, con solo algunas montañas. Estamos en el territorio de los sueños, del inconsciente, donde las imágenes descontextualizadas asumen nuevos y misteriosos significados. Los colores dominantes son fríos; particular relieve asumen, por contraste, los amarillos y rojos, como el del fuego que consume a la imperturbable jirafa reducida a una sombra. El largo cuello del animal crea un vínculo ideal con las dos figuras que dominan la composición.

Jarrón con malvaviscos - Vase with marshmallows - Vincent Van Gogh

Jarrón con malvaviscos - Vase with marshmallows - Vincent Van Gogh -  Kunsthaus, Zúrich, Las numerosas representaciones florales de Monticelli impulsaron a Van Gogh a probar suerte en este género y el cuadro de Zúrich es uno de los muchos ejemplos de ello. En él no se revela todavía la influencia de la pintura impresionista, que a Vincent, en un principio, no le gustó. En comparación con la paleta cargada, aunque más bien tradicional, de Monticelli, la de Monet y sus compañeros, mucho más clara y luminosa, le parecería sin duda pálida. A los ojos del observador actual, por el contrario, el Jarrón con malvaviscos parece desde el punto de vista cromático casi sobrio, incluso consumido. El rojo del esqueje más alto es oscuro, así como el verde de las hojas que sobresalen del borde del jarrón; también los tonos de éste, que van desde el gris al marrón y al negro, contribuyen a dar al conjunto un tono de pesadez, a pesar de la presencia de las flores y los capullos blancos y, sobre todo, del luminoso fondo verde amarillento.
Kunsthaus, Zúrich
1886
91 x 50,5 cm. Óleo sobre lienzo

Vincent Van Gogh
Las numerosas representaciones florales de Monticelli impulsaron a Van Gogh a probar suerte en este género y el cuadro de Zúrich es uno de los muchos ejemplos de ello. En él no se revela todavía la influencia de la pintura impresionista, que a Vincent, en un principio, no le gustó. En comparación con la paleta cargada, aunque más bien tradicional, de Monticelli, la de Monet y sus compañeros, mucho más clara y luminosa, le parecería sin duda pálida. A los ojos del observador actual, por el contrario, el Jarrón con malvaviscos parece desde el punto de vista cromático casi sobrio, incluso consumido. El rojo del esqueje más alto es oscuro, así como el verde de las hojas que sobresalen del borde del jarrón; también los tonos de éste, que van desde el gris al marrón y al negro, contribuyen a dar al conjunto un tono de pesadez, a pesar de la presencia de las flores y los capullos blancos y, sobre todo, del luminoso fondo verde amarillento.


Obras de:
Vincent Van Gogh
AutorretratoAutorretratoAutorretrato con la oreja cortada
Borrachos Café por la noche, Place Lamartine, Arles Campo de trigo con cuervos
Chozas en Cordeville Ciprés con cielo estrellado Dos girasoles
El escolar El niño de los Roulin El restaurante de la Sirena
Espectadores en los toros GirasolesJaponería: Oiran
Jarrón con girasolesJarrón con malvaviscosLa Arlesiana
La Casa AmarillaLa habitación de Van Gogh en ArlesLa iglesia de Auvers
La ItalianaLa Mousmé sentadaLa siesta
La silla de GauguinLa silla del pintorLa terraza del café por la noche, Place du Forum, Arles
Las caravanasLos comedores de patatasMlle. Gachet al piano
Mujeres con sacos de carbónNaturaleza muerta con Biblia y candelabroNaturaleza muerta con lirios
Noche estrelladaPaisaje al atardecerPaseo en el crepúsculo
Prado con mariposasRetrato de Joseph RoulinRetrato de la señora Roulin
Retrato de MillietRetrato de Pére Tanguy Retrato del doctor Gachet
Retrato del doctor ReyRetrato del pintor BochRonda de prisioneros
Sauces a la puesta de solSembrador a la puesta de solTejedores en el telar
Trigo verdeUn par de zapatos


Huerto con asno / Joan Miró

Moderna Museet, Estocolmo

Joan Miró
Miró se nos muestra en esta pintura casi como un miniaturista, describiendo el paisaje con minuciosidad: cada, surco del campo, cada hortaliza del huerto, cada hoja de los árboles se plasma con todo rigor, dando un aire casi caligráfico a la composición.

Júpiter e Io / Antonio Allegri da Correggio

Kunsthistorisches Museum de Viena


Antonio Allegri da Correggio
La Corte de los Gonzaga encargó a Correggio, al final de su vida, una serie dedicada a "Los amores de Zeus" de la que forman parte el Rapto de Ganimedes y esta bella escena. Io era una bella princesa hija de Inaco, rey de Argos. Su hermosura cautivó una vez más a Zeus, quien se convirtió en densa niebla para tomarla. Sorprendida por ese fenómeno, Juno, la esposa de Zeus, acudió al lugar donde estaban los amantes teniendo el tiempo suficiente Zeus de convertir a la joven en ternera. Juno desconfió de esa atractiva ternera por lo que se la pidió a su marido como regalo. La diosa entregó la ternera a Argos, pastor que tenía cien pares de ojos; Zeus confió a su hijo Hermes que matara al pastor, consiguiendo dormir a Argos con las monótonas notas de un caramillo. Los cien pares de ojos del pastor fueron recogidos por Juno y colocados en la cola del pavo real, su animal favorito. Correggio nos muestra a la joven y bella princesa desnuda, sobre un paño blanco que contrasta con los tonos grises de la niebla, que toma forma humana para abrazar y besar a Io. La figura de la joven resalta por sus atractivas proporciones, destacando gracias al potente foco de luz con el que ha sido bañada por el maestro. La sensación atmosférica que se crea y la gracia de la composición son elementos característicos de la pintura de Antonio Allegri.

Juegos de niños / Pieter Brueghel el Viejo

Kunsthistorisches Museum de Viena

Pieter Brueghel el Viejo
La imagen que contemplamos es de lo más curiosa, tanto por el tema como por la ausencia total de datos que puedan explicar el motivo que llevó a Brueghel a pintar un cuadro así. El tamaño es suficientemente grande como para que el artista nos muestre una panorámica de su ciudad, completamente ocupada por niños. Los críos están entregados a todo tipo de diversiones, cada grupo enfrascado en su actividad. Los estudiosos de costumbres populares y étnicas han llegado a identificar al menos ochenta y cuatro juegos diferentes, de los cuales muchos siguen hoy en día vigentes en muchos países: la gallina ciega, la cucaña, la peonza, etc. Se ignora cuál es el significado del cuadro. Algunos suponen que pudiera ser una alegoría de la infancia, o tal vez parte de una serie sobre las diversiones del ser humano, pero es difícil asegurarlo.

Día oscuro / Pieter Brueghel el Viejo

Kunsthistorisches Museum de Viena

Pieter Brueghel el Viejo
Brueghel realizó este cuadro que hoy se conoce por el Día Oscuro como la ilustración de un mes del año, tal vez enero o febrero. El cuadro iba a formar parte de una serie con los doce meses, pero parece ser que tan sólo se realizaron seis meses de la serie (incluidos cuadros tan famosos como La Cosecha o Cazadores en la Nieve). Este mes se considera enero o febrero, porque el muchacho con la linterna alude al mes con los días más cortos (enero), mientras que la poda de los sauces se realizaba en febrero. Los campesinos parecen comer dulces típicos de Navidad, por lo que parece más probable que se trate de enero. La apacible tarea humana se desarrolla en un plano dominado por los colores cálidos mientras que al fondo vemos un paisaje nublado, bajo una luz muy fría y con las aguas agitadas tempestuosamente por la tormenta.

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