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jueves, 24 de septiembre de 2009

El pintor en su taller- The painter in his studio - Jan Vermeer

El pintor en su taller - The painter in his studio - The Allegory of Painting -or- The Art of Painting - Jan Vermeer de Delft - Kunsthistorisches Museum, Viena. Dentro de la exigua producción del pintor, que falleció a los cuarenta y tres años de edad, este óleo sobre lienzo resulta de proporciones desusadamente grandes. El tema indica, además, una voluntad de posteridad también única en su pintura. El escenario de interior se halla iluminado por la luz natural que proyecta una invisible ventana situada en el lado izquierdo. Al fondo, ante una gran carta geográfica de los Países Bajos, posa una modelo, ataviada con manto azul y llevando una trompeta y un libro, su cabeza se adorna con pámpanos. Diversos objetos, entre ellos un vaciado en yeso de una escultura antigua, yacen en desorden sobre la mesa. El pintor, de espaldas y sentado sobre un taburete, se halla en trance de iniciar el cuadro, precisamente por el adorno de hojas de la cabeza de la modelo. Cuelga del techo una lámpara de bronce, coronada por águila bicéfala, a la que la luz concede variadísimas inflexiones. En primer término, a la izquierda, el respaldo de una silla sirve para recoger un pesado tapiz que muestra su reverso. Otra silla del mismo tipo aparece en el fondo, al lado derecho, sobre el suelo ajedrezado. El análisis de los detalles de este cuadro ha de servir para comprender un proceso de observación de la realidad que no tiene paralelos en la historia de la pintura. Vermeer posee una capacidad para captar los diversos enfoques de los objetos y los personajes, sus reacciones ante el fenómeno de la luz, que no se concibe sin el concurso de aparatos ópticos. Tales circunstancias explican que su genialidad no fuera valorada hasta finales del siglo XIX.
El pintor en su taller - The painter in his studio - The Allegory of Painting -or- The Art of Painting - Jan Vermeer de Delft - Kunsthistorisches Museum, Viena. Dentro de la exigua producción del pintor, que falleció a los cuarenta y tres años de edad, este óleo sobre lienzo resulta de proporciones desusadamente grandes. El tema indica, además, una voluntad de posteridad también única en su pintura. El escenario de interior se halla iluminado por la luz natural que proyecta una invisible ventana situada en el lado izquierdo. Al fondo, ante una gran carta geográfica de los Países Bajos, posa una modelo, ataviada con manto azul y llevando una trompeta y un libro, su cabeza se adorna con pámpanos. Diversos objetos, entre ellos un vaciado en yeso de una escultura antigua, yacen en desorden sobre la mesa. El pintor, de espaldas y sentado sobre un taburete, se halla en trance de iniciar el cuadro, precisamente por el adorno de hojas de la cabeza de la modelo. Cuelga del techo una lámpara de bronce, coronada por águila bicéfala, a la que la luz concede variadísimas inflexiones. En primer término, a la izquierda, el respaldo de una silla sirve para recoger un pesado tapiz que muestra su reverso. Otra silla del mismo tipo aparece en el fondo, al lado derecho, sobre el suelo ajedrezado. El análisis de los detalles de este cuadro ha de servir para comprender un proceso de observación de la realidad que no tiene paralelos en la historia de la pintura. Vermeer posee una capacidad para captar los diversos enfoques de los objetos y los personajes, sus reacciones ante el fenómeno de la luz, que no se concibe sin el concurso de aparatos ópticos. Tales circunstancias explican que su genialidad no fuera valorada hasta finales del siglo XIX.
El pintor en su taller - The painter in his studio - The Allegory of Painting -or- The Art of Painting - Jan Vermeer de Delft - Kunsthistorisches Museum, Viena. Dentro de la exigua producción del pintor, que falleció a los cuarenta y tres años de edad, este óleo sobre lienzo resulta de proporciones desusadamente grandes. El tema indica, además, una voluntad de posteridad también única en su pintura. El escenario de interior se halla iluminado por la luz natural que proyecta una invisible ventana situada en el lado izquierdo. Al fondo, ante una gran carta geográfica de los Países Bajos, posa una modelo, ataviada con manto azul y llevando una trompeta y un libro, su cabeza se adorna con pámpanos. Diversos objetos, entre ellos un vaciado en yeso de una escultura antigua, yacen en desorden sobre la mesa. El pintor, de espaldas y sentado sobre un taburete, se halla en trance de iniciar el cuadro, precisamente por el adorno de hojas de la cabeza de la modelo. Cuelga del techo una lámpara de bronce, coronada por águila bicéfala, a la que la luz concede variadísimas inflexiones. En primer término, a la izquierda, el respaldo de una silla sirve para recoger un pesado tapiz que muestra su reverso. Otra silla del mismo tipo aparece en el fondo, al lado derecho, sobre el suelo ajedrezado. El análisis de los detalles de este cuadro ha de servir para comprender un proceso de observación de la realidad que no tiene paralelos en la historia de la pintura. Vermeer posee una capacidad para captar los diversos enfoques de los objetos y los personajes, sus reacciones ante el fenómeno de la luz, que no se concibe sin el concurso de aparatos ópticos. Tales circunstancias explican que su genialidad no fuera valorada hasta finales del siglo XIX.
Kunsthistorisches Museum, Viena
1666
120 × 100 cm. Óleo sobre lienzo

Jan Vermeer
Dentro de la exigua producción del pintor, que falleció a los cuarenta y tres años de edad, este óleo sobre lienzo resulta de proporciones desusadamente grandes. El tema indica, además, una voluntad de posteridad también única en su pintura. El escenario de interior se halla iluminado por la luz natural que proyecta una invisible ventana situada en el lado izquierdo. Al fondo, ante una gran carta geográfica de los Países Bajos, posa una modelo, ataviada con manto azul y llevando una trompeta y un libro, su cabeza se adorna con pámpanos. Diversos objetos, entre ellos un vaciado en yeso de una escultura antigua, yacen en desorden sobre la mesa. El pintor, de espaldas y sentado sobre un taburete, se halla en trance de iniciar el cuadro, precisamente por el adorno de hojas de la cabeza de la modelo. Cuelga del techo una lámpara de bronce, coronada por águila bicéfala, a la que la luz concede variadísimas inflexiones. En primer término, a la izquierda, el respaldo de una silla sirve para recoger un pesado tapiz que muestra su reverso. Otra silla del mismo tipo aparece en el fondo, al lado derecho, sobre el suelo ajedrezado.
El análisis de los detalles de este cuadro ha de servir para comprender un proceso de observación de la realidad que no tiene paralelos en la historia de la pintura. Vermeer posee una capacidad para captar los diversos enfoques de los objetos y los personajes, sus reacciones ante el fenómeno de la luz, que no se concibe sin el concurso de aparatos ópticos. Tales circunstancias explican que su genialidad no fuera valorada hasta finales del siglo XIX.


Obras de:
Jan Vermeer de Delft
El pintor en su taller La alcahuetaLa encajera
La mujer del collar de perlas Muchacha dormida Mujer joven con una jarra
Mujer pesando perlas


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